📘 2.3 – Funciones asociadas a los proyectos
¿De qué trata esta sección?
Aquà el enfoque está puesto en las personas. Porque, aunque hablemos de sistemas, estrategias o herramientas, lo que mueve realmente un proyecto son los seres humanos que lo impulsan, toman decisiones, colaboran, se equivocan, aprenden y hacen posible que algo que no existÃa llegue a existir.
Esta subsección aclara algo fundamental: los proyectos no se ejecutan solos ni por una sola persona. Son el resultado del trabajo coordinado de varios roles. Cada función tiene una razón de ser, y todas juntas forman un engranaje que, si funciona bien, permite que el proyecto avance con coherencia y propósito.
¿Cuáles son esas funciones?
Aunque pueden variar según el tipo de proyecto, organización o contexto, hay ciertos roles que aparecen en la mayorÃa de los casos. No siempre se llaman igual, pero lo importante es entender lo que representan y cómo se relacionan.
Está, por supuesto, el o la director(a) del proyecto, quien se encarga de planificar, coordinar, guiar, motivar y mantener el rumbo hacia los objetivos establecidos. Este rol requiere liderazgo, comunicación, análisis, resolución de problemas y mucha capacidad para adaptarse.
Luego tenemos al patrocinador o sponsor. Esta persona o entidad es quien apoya el proyecto desde una posición de autoridad. Es quien asegura que existan los recursos, resuelve bloqueos de alto nivel y defiende el proyecto dentro de la organización. Si el director guÃa el barco, el patrocinador abre las puertas para que el barco pueda zarpar.
También está el equipo del proyecto, que incluye a todas las personas que trabajan directamente en la ejecución. Pueden ser expertos técnicos, administradores, diseñadores, constructores, docentes, facilitadores… cada uno aporta un componente clave.
Otro rol fundamental es el de los usuarios o beneficiarios. Aunque a veces no participan directamente en la ejecución, son quienes recibirán el resultado. Su voz es fundamental porque ellos definen qué es valioso y qué no. Si se los ignora, es muy probable que se entregue algo que no genera impacto real.
Además, pueden haber otros actores de apoyo: consultores, proveedores, socios estratégicos, oficinas de proyectos (PMO), entidades evaluadoras, etc. Todos tienen funciones que, bien coordinadas, potencian el trabajo colectivo.
¿Qué hace que estas funciones funcionen?
No basta con tener personas en cada rol. Lo importante es que cada una:
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Comprenda su propósito dentro del proyecto.
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Tenga claridad sobre sus responsabilidades y lÃmites.
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Sepa cómo interactuar con los demás.
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Esté conectada con la visión y el propósito del proyecto.
Cuando esto ocurre, se construye algo muy poderoso: un sistema humano de colaboración, donde cada pieza sabe cómo encajar con las demás. Cuando no ocurre, los proyectos se llenan de fricciones, malentendidos, silencios peligrosos o luchas de poder.
Aplicación al caso práctico: Centro de Innovación Juvenil
En este proyecto, estos roles podrÃan verse asÃ:
Tú podrÃas ser el director del proyecto, responsable de coordinar la planificación, gestionar los recursos, organizar a los actores, y asegurar que se cumplan los plazos y entregables. Estás en el centro de la operación, cuidando que todo avance hacia el resultado deseado.
El patrocinador podrÃa ser una autoridad de la municipalidad: el alcalde, un concejal, o el encargado del área de desarrollo social. Es quien justifica el proyecto ante la comunidad, aprueba el presupuesto y puede destrabar decisiones polÃticas o administrativas.
El equipo del proyecto incluirÃa a arquitectos, ingenieros, diseñadores de programas educativos, trabajadores sociales, gestores comunitarios, y cualquier otra persona que participe en la ejecución directa.
Los usuarios serÃan los jóvenes de la comunidad. Aunque no forman parte del equipo técnico, sus opiniones deben ser escuchadas desde el principio. ¿Qué tipo de espacios necesitan? ¿Qué actividades les resultan valiosas? ¿Cómo se sienten representados por el diseño del centro?
Además, podrÃas contar con el apoyo de una ONG aliada, que ofrezca experiencia técnica o redes de contacto, y de una oficina de planificación municipal, que acompañe el seguimiento del cronograma y los informes.
Si logras que todos estos roles se comprendan, se respeten y se conecten con el propósito común, el proyecto no solo será más fácil de gestionar: será más vivo, más humano, y más efectivo.
En resumen
Esta subsección te recuerda que el éxito del proyecto no depende solo del plan, sino de las personas que lo llevan a cabo. Por eso, tu capacidad de liderazgo no se mide solo por cómo controlas tareas, sino por cómo construyes relaciones de confianza, claridad y colaboración.
Dirigir un proyecto es también dirigir un grupo humano hacia un objetivo compartido. Y eso requiere visión, empatÃa, escucha y presencia.
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